Cada 22 de abril, el mundo celebra el Día Internacional de la Madre Tierra, una oportunidad para repensar nuestro vínculo con el territorio que habitamos y del cual dependemos para vivir. El alimento que nos sostiene, el agua que corre libre entre montañas, el aire que respiramos y hasta las palabras que sembramos para resistir, nacen de la tierra. En un mundo que parece olvidar sus raíces, cuidar la tierra es también un acto de memoria y de amor colectivo. No hay vida posible sin territorios vivos, ni futuro si dejamos morir las semillas, los bosques o las manos que trabajan la tierra. Cuidarla no es solo una opción, es una urgencia ética, una promesa de justicia y un compromiso con quienes todavía creen que otro mundo más verde, más justo y más humano es posible.


Este año, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) invita a Colombia, país anfitrión del Foro Global de la Tierra en junio de 2025, a abrir una conversación colectiva sobre el acceso a la tierra, el cuidado del medio ambiente y el derecho de las comunidades rurales a vivir dignamente en sus territorios.
Según datos compartidos por la FAO, en 2023 el 26,1% de los hogares colombianos no logró acceder a las tres comidas básicas diarias, mientras que el 4,8% apenas accedió a una. Sin embargo, esta realidad no se debe a la escasez de tierra, sino a su desigual distribución: el 43,9% de las tierras están en manos del 1,6% de los propietarios. Paradójicamente, el 70% de los alimentos en Colombia proviene de la agricultura campesina, familiar, étnica y comunitaria. Esto plantea una gran contradicción: quienes alimentan al país son quienes más dificultades tienen para acceder, conservar y sostener sus tierras.
La FAO también señala que en lo que va de 2024, la deforestación en Colombia aumentó un 35%, afectando no solo el medioambiente, sino también a las comunidades que dependen de los ecosistemas para sobrevivir. El impacto del cambio climático recae, principalmente, en los pequeños productores agropecuarios, quienes sufren el 80% de las pérdidas y daños ocasionados por eventos climáticos extremos. En este contexto, el acceso a la tierra no puede entenderse como un privilegio, sino como un derecho fundamental que garantiza alimentación, vivienda, identidad cultural y trabajo.
De cara a la II Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural (CIRADR+20), a celebrarse en Colombia en 2026, la FAO invita a sumar voces a la campaña #SomosdelaTierra, que resalta el valor de la tierra no como un simple recurso económico, sino como la base de una vida digna. Esta iniciativa busca visibilizar las realidades del campo colombiano y promover políticas que garanticen el acceso justo, el uso sostenible y la participación activa de las comunidades en la gestión de su territorio.
Desde Frecuencia Bolivariana alzamos la voz por nuestra madre tierra, sagrada y generosa. Ella es la cuna de la vida, el origen de nuestras culturas, la memoria viva de nuestros pueblos, quien nos brinda alimento, abrigo e identidad. Sin ella, no hay historia ni porvenir.
Cuidar la tierra es un acto de amor, de justicia y de compromiso con las futuras generaciones. Cada semilla plantada con respeto, cada bosque protegido, cada río limpio es un paso hacia un mundo más sostenible, justo y en armonía. Cada pedazo de tierra cultivado con amor es también una semilla de esperanza para las generaciones futuras.
Nos sumamos al llamado global por los Objetivos de Desarrollo Sostenible, convencidos de que un planeta sano es la base para erradicar la pobreza, garantizar la paz, y construir sociedades más equitativas. La Tierra es nuestro hogar común. Cuidarla es cuidarnos.
¡Haz parte de la conversación! #SomosdelaTierra. Comparte lo que representan para ti la tierra y el territorio. Acompañemos a la FAO a ampliar la conversación en redes sociales utilizando los numerales #SomosdelaTierra #SomosTerritorio.